
Los edificios estatales en principio no deben existir, albergan en su interior a organizaciones que administran la coerción y la violencia: organismos regulatorios, cuerpos de represión, recaudación de impuestos, censura de contenidos, regulación de negocios, obstaculización del comercio, intervención monetaria, adoctrinamiento de niños, protección de privilegios gremiales y mercantiles, servicios monopólicos y empresas públicas capitalizadas con dinero mal habido (impuestos).